Los bordados rojos de seda que posee el museo solían colgarlos los chinos a la entrada de las casas y comercios de familias muy ricas, en los días de cumpleaños, inauguraciones…
En uno de ellos podemos ver los ocho inmortales taoístas. Son un grupo de héroes populares. La leyenda cuenta que habrían conseguido la inmortalidad comiendo el melocotón sagrado.
Pero la obra más impresionante de esta sala es la montaña taoísta. Está hecha de madera lacada y dorada. La mayor parte de las montañas han sido destruidas durante la revolución cultural (1966-1976), otras han sido vendidas a coleccionistas y decoradores extranjeros. Este ejemplar del siglo XVIII viene de Hong Kong. Tiene 21 esculturas. El personaje principal es la diosa Doumu, la madre de la Osa Mayor. En la parte superior está la Trinidad taoísta (Tien Pao, Ling Pao y Shen Pao). Esta montaña era un centro de veneración en los templos y en los monasterios taoístas.
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